Quibdó, corazón del encuentro afro

Más de 1.000 representantes de consejos comunitarios debatieron cómo debería ser la representación de las comunidades negras y el protocolo de consulta previa.

Por: Alfredo Molano Jimeno
Ayer terminó el consejo de comunidades negras que conmemoró 20 años de la Ley 70. / Daniel GómezAyer terminó el consejo de comunidades negras que conmemoró 20 años de la Ley 70. / Daniel Gómez
Entre el 23 y el 26 de agosto, Quibdó, capital de Chocó, casi colapsa. No había hoteles, no había vuelos, los restaurantes permanecían repletos. Allí se dieron cita mil representantes negros que buscaban conjurar una vieja crisis. El 27 de agosto de 1993, el presidente César Gaviria sancionó la Ley 70 que transcribía el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y que trajo al ordenamiento jurídico colombiano el reconocimiento de los derechos de las comunidades negras. Han pasado 20 años desde aquel día y, sin embargo, el Estado no la ha reglamentado. Según el gobierno Santos, tiene muchos vacíos y ha dejado unas zonas grises en torno a cómo debe hacerse la consulta previa, libre e informada a que tienen derecho las comunidades afro, negras, raizales y palenqueras.
A raíz de la ley, la consulta de proyectos legislativos y de infraestructura se adelanta en un espacio denominado la Consultiva de Alto Nivel, que ha recibido innumerables acusaciones de corrupción y ha dejado dudas sobre la legitimidad de la representación que ostenta. A causa de estos señalamientos y de la violación de los derechos de las comunidades de base, la Corte Constitucional declaró ilegítima la Consultiva y ordenó al Ministerio del Interior suspender todos los procesos de consulta para reconformar el espacio de representación de las comunidades.
Pensando en esto, esa cartera y las principales organizaciones nacionales del movimiento afro acordaron la realización del Primer Congreso Nacional de Comunidades Negras. Un evento cuyo objetivo era que las organizaciones étnicas acordaran de forma autónoma un nuevo espacio de representación atendiendo las recomendaciones de la Corte y la creación de propuestas para un protocolo de consulta previa y de reglamentación de cuatro capítulos de la Ley 70. Quibdó fue elegida como anfitriona del gran evento del mundo negro, que finalizó ayer.
En la primera versión del congreso todo parecía destinado al fracaso. Un grupo de consejos comunitarios y de consultivos promovían la división y buscaban sabotear el evento. “Tranquilo, manito, esto que usted ve caótico, no lo es tanto, en este desorden nosotros encontramos nuestro orden”, advirtió un viejo líder de las comunidades del Valle del Cauca. Después de varias disputas públicas se instalaron 16 mesas que trabajarían sobre distintos temas: minería, víctimas, lecciones aprendidas, consulta previa y alta consultiva, entre otros. Durante las sesiones de trabajo la tensión entre las diversas organizaciones subía y bajaba como la marea. Los agoreros del fracaso, como dijo una joven líder del Cauca, movían sus fichas y promovían el desorden.
Al final, en la plenaria en que todos los asistentes participarían para tomar decisiones, el ambiente se fue normalizando. El trabajo asomó su cara y las propuestas empezaron a surgir. “La consulta previa debe hacerse en el pleno de la comunidades y en sus territorios, no en hoteles, viaticando y a puerta cerrada”, se oyó decir. El aplauso fue unánime. Algunos exconsultivos, de reconocido poder político y mentadas relaciones oscuras, caminaban de un lado a otro profiriendo improperios y conspirando en voz baja. “A lo largo de la historia se ha podido evidenciar que sólo se logran resultados concretos con la movilización de las organizaciones sociales de base”, concluyó una de las mesas de trabajo, y agregó: “La elevada dispersión y desorganización, el predominio de intereses individuales y el marcado protagonismo en algunos líderes lesionan gravemente el desarrollo del movimiento. La división entre las organizaciones es promovida por el Gobierno para entorpecer los procesos conquistados y venideros. Los espacios que se deriven de este congreso deben ser democráticos, con presencia de consejos comunitarios, las provincias, los jóvenes, las mujeres y demás expresiones organizativas del movimiento”.
La energía empezó a fluir, una sensación de unión se apoderó del auditorio de la Universidad Tecnológica del Chocó, las intervenciones eran interrumpidas por arengas y coros y uno en especial retumbó en las paredes del gran auditorio: “No nos comprarán. No nos venderemos. Porque seguimos huellas de rebeldía y dignidad”.
amolano@elespectador.com
@AlfredoMolanoJi

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