Serranía Roja



Por Chocla Colectivo Agrario Abya Yala.

A la altura del vientre, del delirio y la sordera. 
 Después de naufragar en la compostura, 
en el equilibrio la piel es blanca como vampira.
Murciélagos antropomorfos que tienen los ojos igual que la piel.

El siguente texto es la narración de un viaje de 10 íntensos días en Jeep. Comienza en Bogotá, recorriendo Granada, Vista Hermosa,  Caño Cristales y La Macarena en el Meta, y luego por la serrania de la Lindosa y Raudal II en el Guaviare.  Fue realizado del 20 al 29 de Abril de 2016, en la asignatura "Tecnicas de Campo en Arqueología", siendo una de las pocas y privilegiadas salidas de campo  para las que hay presupuesto en el programa curricular de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá.







A la altura del vientre, del delirio y la sordera. 
 Después de naufragar en la compostura, 
en el equilibrio la piel es blanca como vampira.
Murciélagos antropomorfos que tienen los ojos igual que la piel.
.



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Se renuevan los pensamientos al mirar más allá de la figura,
se reviven cuestiones compartidas. 
Dudas ancestrales. 

 Cómo no se cancelaría el dolor y la tristeza, si no fuera con la auténtica certeza de lo vivido.
 Las imágenes como reproductoras de una verdad, son las sombras mismas de las preguntas que no resultan verdaderamente claras.


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Al pensarme en el inmenso mundo del olvido;
 las tierras rojas, 
    rojas de tierra, 
       de bandera, 
           de arcilla..
        rojas de pintura. 

Me daban la certeza de saber en qué tierras estoy andando.



Al lado del olvido, 
            la de los olvidos .
 De el agua contaminada, de las voces que ya no hablan.
 De las voces que conspiran.



El olvido de la carne que comemos,
de la leche que tragamos. 
           El olvido de las vacas, 
                de los árboles talados.

carretera Granada-La macarena
   
Al recuerdo de la trocha, 
del lodo en los pies. 
 De las mariposas sobre la mierda 
 De los hongos sobre la mierda 
 Del pais de mierda.




 

 
Al recuerdo del oro. 
Al olvido de la tierra roja sangre. 
Al recuerdo de caudales abundantes.
 Al olvido de las pinturas sobre la roca.

Caño Cristales Abril  
El camino de la trocha roja encharca las llantas 4X4 .
 Y el resplandor del sol sobre la noche acompaña los caminos más próximos .
Caminos baldíos, camino acompañados por deforestación y vacas. 
Caminos abiertos que facilitan mi regreso, peajes, otros rumbos. 





  

La insasiable noche llega casi puntual a nuestro regazo.
La oscuridad alberga a los tigres en las montañas.
 A los fusiles en el monte .
A las tripas y el hambre por dentro. 

 Las trochas rojas, olvidadas de señales o presencia humana 
 nos han llevado en el ocaso a nuestro segundo destino.
Porque seguir al primero para volver ahí era un riesgo.
Y los papeles se cambiaron.

 A-hora que estamos decidimos, y por permisos burocráticos nos quedamos. 

 Empieza la luna de queso a eleverse sobre el limbo del día.
Empiezan las tiendas a armarse para la noche. 
 
El aroma es a alcanfor, tabaco y tiamina, 
luego de un baño era preciso deleitar la mirada. 
 La luna ya era de plata y brillaba intensa sobre el agua.

Sobre los tañido amazonicos,
sobre el primer ósculo perdido.

El cuerpo desmiente y no espera, 
 El agua tibia fluyendo entre pozos y rocas de 1200 millones de años  llama. 

 A-diós las vestiduras y a mis drelos calmar la sed. 
 Entre tepuyes y algas me clave como pez.


 
Las palabras jamás nacidas se permitieron a la escucha.
 De sus cabezas rapadas y su armamento verde me permití conocer.
Y En la mañana nos perdimos por horas encontrando el destino a nuestro paso.
Y ahí estabamos, tras un hombrefusil abriendo monte


 Tierra roja, alga rosada.
Que resurgen de la roca madre.
Siguiendo los pasos militares.
 Dejándome encontrar de la lluvia 
 Respirando verde cristal, 
Bebiendo mis ojos tanta agua, encontrando la pagoda inversa de la araña. 
Observando la llanura con ignorancia. 
Caminando con mi astral, juntos, sin estar.





Empieza su vertiginosa caída el sol, 
Recogemos nuestro paso y nos dirigimos al planchón.
 Empieza a cantar la noche y en la curia de La Macarena 
   los sapos coreaban OE! !Oe! !oE! OE! 
 




 Revocaron la Licencia, solo queda 
 4 bloques petroleros 
 7 titulos mineros para arenas 
 Y otros dos títulos en busca de oro.

 De los problemas comunes y citadinos no hagan meollo. 
 En esta realidad que se respira la fuerza avanza.
 El país no es de mierda, la mierda es de las cabezas que lo habitan.
 La mierda es quedarse quieto por creer que la responsabilidad es demasiada para una corta existencia.


           Alacranes, cucarachas 
        Arañas, escarabajos 
     Pulgas, cucarachas. 
 Sapos y ranas 
 Mujeres y noche. 
   Yuca y arroz.
      Bebida preparada.

Oe!..OE...oEE



 Para nuestra suerte había un camino nuevo 
 de un año, tierra roja y en invierno. 
 Sin peajes, Camino directo. 



A la noche ya en la ciudad, la capital
San Jose. del Guaviare.
     Blanco, mestizo, 
campesino y nativos.
    Guarapo, cerveza,
    mendicidad y riña. 



Alrededor del rio y de mi presencia, 
luego de la Macarena y la ciudad; solo estrellas
 Planetas y meteoritos, el cuncho de la galaxia láctea, la cruz y los ritmos de la selva.
 Que linda es la Lindosa 
 El camino de pinturas se comienza a oler.
 Nuevo Tolima.



 El firmamento no es otra cosa más que eso, 
   una vasta gama de azul a azul petróleo que se degrada en el   infinito desconocido. 
  
Si miras arriba y el momento te seduce
nunca esperes un poco más a la noche para admirar con mayor detalle.
Las nubes nunca están quietas. y la luna cuando sale opaca a las estrellas.




  Comienza tarde el día, 
el sol ya pega fuerte.
Y mi cuerpo se lava en el río.
 Se alimenta y respira,
 Bebe.  
Para subir al cerro impermeable para mosquitos.
 Bloqueador, botas y sombrero.
No hay silencio, hay sudor. 
 Hay energía, hay frijoles y agua pura. 

Pendiente al piso espero aracnizar la mañana.
 Las mariposas y los sonidos son mágicos a mi desconocimiento.

 
El rojo tierra es un amarillo descolorido.
 El primer nivel ya no es lo que mis ojos hace 4 años contemplaron.
 Como vil sacrilegio busco conectarme astral a la roca
 y casi imposible una pequeña siesta encuentro.




Después de buscar pescados, en absoluto de mi sueño nada recuerdo.



 La tristeza es profunda.
Y me arrepiento. 
Débil ante tanta felicidad.
Me consumo, soy ceniza. 

Entiendo el trazo que marca la humedad al pasar del día a la noche.
 Como funciona según su ritmo,
que moviliza las nubes, 
   que se mueve entre el universo, 
entre los cerros. 



Cómo encontrar tremendo firmamento en las pinturas.
 Claro nada veo 
todo lo que veo se descuelga al abismo de la percepción. 






Y es cada trazo como los amores:
Infinito,
 diásporo, 
  sencillo, 
   tergiversable, 
    sibilino.
Enigma, misterio. 
Infinito.



Una nueva noche.
Y don Campo Elias ya no habita aquí.
Enfermo en Bogotá mientras aquí usamos su cocina oscura.
Que triste es este lugar sin la vida de sus manos.

El fuego arde
 y la noche se desplaza entre conversaciones que yo no sé.
Esperado humo atravieza la magia
y entra a deborar la paciencia que le tengo a un ambiente humano.

 El fuego arde
 y entre voces insípidas siento su presencia astral.

Como una sombra que ronda mi cuerpo viajero
 lo siento, pero mantengo mi mirada que ya le pertenece al firmamento.
Quizá es mi cabeza quien lo invoca volviéndome más perceptiva a su presencia. 

Pero no, me levanto, ahí esta.
Y parto. 
Las luces de mil años viajan hacía mis ojos,
miles de energías diminutas y poderosas colman el firmamento inmóviles, 
dando paso como mis ojos
              a los fugaces destellos que en milisegundos nos atraviesan en medio.


____


 Hay que madrugar
 Y todo pesa, el aire, los aromas, las conversaciones. 
 Es insoportable el ruido. Solo caigo deseando soñar estrellas o pinturas. Ségundo ósculo perdido.

De nuevo, 
sin exito, nada recuerdo.

El nuevo día comienza, ajetreo, ruido, sol y un poco de humedad.
Busco jovenes amigos entre el pasto y las vacas.

De nuevo,
sin exito, nada encuentro.


Volvemos a viajar dentro de la Lindosa
Cerro azul rutilante.

La misma casa, el mismo camino caduco

José Noé,
su familia,
su territorio,
el mismo cerro viejo.
Los mismos campos con menos hojas
ahora rociados con glifosato.

Además de la intrusa mirada antropologica y sin rumbo

acompañados ibamos por quienes colocan protección, y valor.
¿un PNN de Caqueta, Meta y Guaviare?


El compendio de pinturas rupestres más grande del mundo
De la macarena al Chiribiquete.


Funcionarios de PNN, Policia de Turismo, Gobernación... Al fondo cerro azul.
....




 Después de acelerar el corazón,
       caminar en fila ascendiendo la selva.
Una pared de roca pintándose el recuerdo de figuras naranja pálido.
 Allí se quedan los pupilos arqueologos con sus pupilas ingenuas
revolviendo la tierra ya tantas veces sacudida.

Pasos después se descubre entre las verdes paredes

 lo que fue una cueva de agua en una madre roca.
Su tono fuerte, el orden con el cuál cada figura ocupa un lugar,
A diferencia de los demás bloques
cudriculado, premeditado.

A la derecha se extiende el camino, el monte,
 Los micos, las culebras, la danta, el venado.
los pasos colonos, los pasos nativos,
la sorpresa, la agitación, los ojos de oro.



a la izquierda una gran cueva que en túnel se convierte.

Atravesamos el cerro para encontrar un sinfín de efigies.



Antes de salir de la cueva como halo de luz se estremece un recoveco del túnel.

A la izquierda un pequeño vacío entre rocas caídas da paso a un piso de roca.
De piedra la pared antes cascada y sobre la pared rojas la figuras.
En lo alto un avispero que sonorisa la visita,
y a la vez es presagio de silencio.
Tres almas redescubriendo tres trazos,
 tres de tres ósculos perdidos.

Volviendo al túnel la salida a la izquierda se anuncia iluminada.
Unos cuantos pasos
 Un camino se desprende al mirador.



El principal continúa acompañando la roca madre en toda su extensión y descendencia.



































Metros y metros, vas decendiendo
 subiendo entre las rocas caidas;
balcones para observar la pared de cerca
a la izquierda arboles.


















La prisa del tiempo que se anuncia con la noche, con algunas gotas de lluvia
terminando este largo muro de roca pintada,
se vuelve al primer nivel, donde se quedaron las pupilas.

La nochenos abraza y volvemos mientras los truenos primeros aparecen
La carpa se alza, y bien acomodada dentro se larga la lluvia.
Los truenos que iluminan y 8 segundos después rugen,
suenan como un fuerte dolor o agujero negro en el pecho.

Nos dijeron que la tormenta vendría al la 1 de la mañana.
Mi suplica añoraba que no encharcara mi delgado y angosto aislante.
Apenas eran las 8, y la lluvia nunca llegó como tormenta.
La noche se secó apaciguada de risas.

De nuevo la mañana
Otro día, el cuerpo maldurmiente no se halla bajo tanto calor,
Unos 30° adornaron la mañana
y ya todo debía empezar a empacarse.

A dónde ahora?
Al raudal del guayabero
Cerro de las pinturas.

El calor, de todos los días pásados
 en esta mañana fue el más agobiante.

Casi al partir
 las nubes negras que abrazaban la serrania nos empezaron a cubrir 
 calmar el calor del cuepo.

Una hora de viaje.
O algo así.
El calor volvía más húmedo.
Don Pablo nos recibió.
Mangos, jugo de mango, mangos pal calor.
"Aquí se llama Raudal"
"Almorcemos y salimos" 
Dos horas de espera.
Dos horas mientras la tormenta desplazaba al sol.

Otra vez,
Lentejas
"tang"
Pasta
mayonesa

Los aromas a sudor en especial este día colmaban toda la casa.
A 2 km de emprender rumbo se larga la lluvia a la tierra.



Pagamos la entrada y el guia,
figuraron  nuestros nombre en el libro.

Al jeep de nuevo, sin las maletas en el techo y bajo la lluvia.
El río siempre a la vera.
Llegamos a la casa con hamacas, 
gaviotas hogareñas, 
gatitos  de 4 meses
Gata madre
Perrxs pardes
y perrito de un mes.
De ahi pa arriba una media hora a las pinturas.

Y más arriba el mirador
El mirador de las termitas.






Las rocas de caída como el agua.
Empapada hasta el alma y con frío descendimos.

Volviendo la noche.

Entre una  conversación de sueños,
se despedaza el vidrio dejando la miel libre.

Se innunda de miel lo límpio, los sentidos,

 las palabras anotadas, las pieles de textil.

Una noche más de pinturas rojas queriendo ser sueño,

soñé.
  Un sueño que ya olvidé.

Otra noche más de ciudad, 
nada reelevante:
Solo lluvia,
desnudos,
vino de coca (buenisísimo)
y el tercer ósculo, por fin, el vencido.
 
Fotografía y texto
Chocla

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