I Relatos para no dejar de enamorarse de la memoria inembargable de los pueblos y la fuerza




Relato primero. Entre lo caliente y lo frio se construye el sueño de la unidad popular.

Por: Tabaca, Colectivo Agrario Abya Yala

Esrito entre el 23 de enero y el 15 de marzo de 2016, en Kindicocha (Laguna de Colibrí) Territorio Inga correspondiente a lo que es hoy el Valle del Sibundoy (Putumayo); y en Camentsá, Bengbe WámanTabanok (Nuestro sagrado lugar de origen, partida y de llegada). Entre la luna Llena de enero, y la Luna Creciente de marzo. 

Nota introductoria: 

Para este primer relato quise narrar una experiencia en la que confluyeran varios de los elementos que he venido recogiendo en este viaje por el sur de mi querida Colombia, especialmente en esta región del Alto Putumayo.
Me imagine una vivencia que mezclara y tejieran varias de las personas, aprendizajes, reflexiones, sensaciones, territorios, pensamientos y escenarios que conocí en parte de este trayecto; y sí, claro que la elección tiene un sentido, pues responde a la simple y gratificante comprensión de que en nuestro país aún existe la búsqueda persistente por la vida digna, soberana, autónoma y consciente de la posibilidad de un buen vivir entre los seres humanos, unidos y armonizados entre nosotros mismos y entre nosotros con nuestro increíble planeta que nos sostiene, nos contiene y nos mantiene. Somos infinitamente diversos, nuestra identidad es el tejido más colorido y hermoso que jamás hayamos imaginado, así como en un pequeño fragmento de la selva se puede observar y sentir infinidades de colores, sonidos y formas, así en nuestro pueblo se desenvuelve las múltiples e innumerables formas de ser de las gentes, de las comunidades, de las humanidades que allí respiran y viven. Es el tiempo de redefinir nuestros criterios constituyentes, e instituir la voz de nuestro real patrimonio cultural y natural. Recorrer la fuerza de nuestras cordilleras, nos hace pensar en lo invencible que será el curso del rio, por más ilusión del poder insuperable del imperialismo, del mercado, del consumismo o del individualismo, se crea que sea. Hay lugares sin miedo, hay lugares que conectan con el curso infinito de las galaxias, hay lugares que saben que la paz y la armonía se construyen en el tiempo mismo en que germina y crece una semilla, es decir, en el tiempo preciso para que lo que tenga que SER, SEA. 

Desde que empecé a cuestionarme por la necesidad del gobierno autónomo, soberano, propio, emanado de una conciencia colectiva e individual coherente con los ritmos y dinámicas propios de una naturaleza misteriosa, eco sistémica y multiversal creadora, empecé a cuestionarme también por la forma de sembrar y contribuir a ello; primero, sonaba bajo los vientos de las revoluciones comunistas, socialistas y latinoamericanas, luego, otros vientos recordaron que afuera es la invención del adentro, y analizando que en la acción colectiva, político-organizativa contra- hegemónica carecía de fuerza cuando la acción individual no develaba todo aquello que le sometía, le controlaba y le manipulaba; entonces le otorgue un lugar ponderante el proceso de auto-conocimiento, de auto-reflexión, auto-aprendizaje, sanación y reequilibrio del ser. 

Afuera y adentro se encuentran en constante correspondencia y movimiento; el ser y la comunidad, el individuo y al sociedad, lo singular y lo colectivo, lo único y lo diferencial, el todo y la parte, son complementariedades que nunca se han desligado, la acción individual se debe transpolar hacia la acción política, social y cultural colectiva, y a la inversa. Ya no son suficientes los caudillos o los discursos contestatarios, cuando hacia adentro y hacia afuera, reproducimos modelos ideológicos, culturales, políticos o económicos hegemónicos, entonces a continuación un pequeño relato donde recojo grandes aprendizajes de personas pertenecientes a estos pueblos milenarios, que de manera alegre y sabia, continúan contribuyendo a mi motivación y esperanza personal de una Colombia renovada, equilibrada, soberana y libre. 

Para introducir el relato, quisiera compartir una frase que leí en un admirable texto que me acompaño durante este viaje, que compila varios saberes, pensamientos y enseñanzas del Consejo de Ancianos de la Tribu Yoreme de Cahucapuru, en México. Dice así: 

“Si hay rectitud en el corazón, habrá belleza en el carácter, 

Si hay belleza en el carácter habrá armonía en el hogar y orden en la nación, 

Cuando hay orden en la nación, hay paz en el mundo” 




Bueno, y empieza así: 




Me encontraba caminando una mañana junto a la familia Jajoy Juajibioy entre senderos que conducían a un lugar de especial significación para los pueblos nativos que allí fueron paridos hace miles de años, hacia los termales del Salado, un sector ubicado en las afueras del Municipio de Santiago, en Kindi Cocha, Valle del Sibundoy, en el alto Putumayo.



Aquel día de maravillosa combinación entre la luz solar y los infinitos colores que del bosque destellaban, entre cantos de aves, de insectos, de la tierra en movimiento, de los arboles danzando, entre el viento y la vibración sinfónica de las montañas; caminábamos en un silencio alegre de infinita contemplación y gratificación; nadie sabía de qué lugar se trataba, solamente nos decían que era un lugar encantado, con espíritus antiguos a los que había que pedir permiso y responder con respeto. 



A esta experiencia de la caminata varios fuimos los convocados, unos veníamos viajando de Bogotá, otros venían desde el Sur de Nariño, Huila, Boyacá, y nos acompañaban también unos hermanos de Centro América, de la República del Salvador y Costa Rica. 



Mientras el sentimiento de complitud y armonía inundaba paso a paso la totalidad de lo que cada uno creía que ES, la niebla se alzaba silenciosa y lenta, descubriendo a nuestros ojos, elevadas montañas, vestidas de frondosos, altos y espesos árboles; bosques que guardaban las innumerables músicas que nacían de los minúsculos, gigantescos y diversos cuerpos que habitan esta parte de la cordillera. Siguiendo senderos en el espeso bosque, entre la tierra húmeda, y la inmensidad viva que nos recibía, llegamos al encuentro misterioso de dos corrientes de agua, riachuelos de agua fría y agua caliente que bajaban entre las montañas, por direcciones inversas, hasta encontrarse en algunos puntos, en concéntricos pozos, que entre agua tibia y vapor, proporcionaban pequeños estancos, destinados por excelencia para la sanación y relajación de las personas que allí lograran llegar.



Vapores que danzaban entre el aire y las orillas de estas aguas termales, invitaban al respeto y a la sacralidad del lugar, que en su fantástico encuentro entre lo que pareciera antagónico y opuesto, nos transmitía la realidad del centro, del equilibrio, de la misteriosa ambigüedad nacida en la raíz de nuestra naturaleza: la noche y el día, lo frio y lo caliente, lo dulce y lo salvaje, la luna y el sol, el padre indi (Inga)-shinye (camëntsa) sol; y la madre Killa (inga) ó Joashkon (camëntsa) Luna, todos enhebrados en el gran tejido de la Tierra, la Alpamama -Tsbatsanamamá, la Gran Madre que nos sostiene, nos contiene y nos mantiene. 



Al llegar a estos pozos una familia de nativos conversaba con la hierba húmeda, el musgo verde y el agua hirviendo. 



“Propiedades curativas y milagrosas posee esta agüita, no más es que le pida con fe la sanación de cualquier malestar de cuerpo o del alma” – decía la mamita a los wuambritos que exaltados jugaban entre las rocas y el riachuelo de agua caliente. 



Me acerque a la sabia mujer, intrigada por las propiedades curativas que decía tener aquel riachuelo de agua caliente. Ella nos invitó a participar de una humilde ceremonia que iba a realizar en este lugar, y junto a ella todos ritualizamos nuestras peticiones al riachuelo caliente; con coca, tabaco e incienso expresamos al espíritu del agua, la cristalización y limpieza de nuestros pensamientos, de nuestras obras y de nuestras palabras. Al culminar el ritual, de nosotros crecían y nacían palabras que sin saber daban luz a la inquietud común de nuestros corazones: ¿origen, raíz, naturaleza, orden, trascendencia, vida, muerte, amor, familia, comunidad, revolución, resistencia, espiral, ser, memoria, equilibrio, armonía, paz, pervivencia, compromiso, organización, unidad?


Estando allí, la mamita percibió nuestras dudas e inquietudes. De algún modo ella se había dado cuenta que cada uno de nosotros teníamos pensamientos y entendimientos que debíamos compartir para seguir construyendo una comprensión común del mundo, del territorio, del presente de cada uno y del camino de la Gran Vida, que causalmente había dispuesto este maravilloso encuentro para nosotros. 



La sabía mujer nos indicó un lugar donde los ancestros ahora convertidos en roca, escuchaban, aconsejaban y esparcían entre el curso de la gran serpiente de agua, como si fuesen estrellas, las dudas que inundaban el misterio de cada uno. A este lugar se le llegaba caminando rio caliente arriba, donde se formaban pequeños cubículos o cámaras de rocas, producto de movimientos geológicos que habían desplazado estas rocas a tal punto de exactitud y concreción, que se habían conformado pequeñas cuevas, en cuyo interior salía un vapor agradable, nacido de las corrientes de agua fría y caliente que por allí pasaban. 



Recuerdo de este momento que todos comentaban que este majestuoso lugar nunca era el mismo, cada segundo era un movimiento de transformación del espacio, los caminos, los puntos de referencia, todo. 



Algunos decidimos caminar hacia este lugar, aprovechando la oportunidad que el mundo nos había brindado para desarrollar tan magistral catedra bajo un sauna construido naturalmente por estas rocas. 



Encontramos, entonces, un espacio adecuado para la cantidad de personas que queríamos compartir palabras y pensamientos bajo el vientre de la roca, e ingresando con respeto y humildad, nos fuimos sentando uno a uno hasta completar un círculo al interior de esta. Nos reunimos allí, ORION, un joven que provenía del hermano pueblo centroamericano de Salvador, descendiente del pueblo indígena Lenca y de excombatientes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN); MAMA CONCHITA, mujer Camëntsa de la familia Juajibioy; su ahijada y sobrina, JULIANA, nativas del territorio ancestral reconocido por ellos como Tabanoc; y junto a todos el ABUELO JAGUAR, la voz reflexiva compartida. 


En menos de cinco segundos de estar inmersos en el espacio, empezamos a sentir húmedos nuestros cuerpos, entre sudor y un baño intenso de vapor, que solo nos permitía concentrarnos en cada uno, porque se perdía la vista entre un compañero y otro.



Abuelo Jaguar llevaba aceites y esencias de plantas dulces, que fuimos frotando en nuestro cuerpo y llevamos a nuestro olfato. Así mismo, desde afuera nos habían suministrado palo santo, copal, eucalipto y ruda. 


Entre los cuatro intentábamos reconstruir las palabras que habían nacido del ritual en el agua, y al final nos terminó conduciendo a la inquietud primordial por la pervivencia digna, armónica, equilibrada, liberada y en paz de los seres humanos, en medio de unas lecturas muy diversas frente a lo que denominamos realidad social, mundo o cosmovisión. ¿Cómo se están dando la resistencia en los territorios con fuerza espiritual y cultural conectados a la lucha por la vida? ¿Qué elementos se analizan desde la vivencia de estas distintas experiencias, frente al discurso de la Paz? ¿Quiénes son los responsables de la construcción armónica, equilibrada y liberada de los territorios?



Bueno, resulta que todo había suscitado desde que ORION nos comentaba parte de la situación histórica política y cultural de su país, alrededor de temas cruciales como el postconflicto, la violencia exacerbada generada a consecuencia de esto y la memoria de las comunidades organizadas que fueron exiliadas por la guerra interna durante la década de los 80, cuando grupos de rebeldes campesinos e indígenas asumieron una confrontación directa contra el Estado Salvadoreño; en medio de lo cual se encuentra, la indispensable producción de sueños y acciones de la juventud salvadoreña, encargada inalienable del legado generacional de la resistencia y permanencia digna de estos pueblos. 

Era un tema sumamente pertinente para la reflexión que habíamos tenido sobre la situación humana, política, social, ecológica, ambiental y militar colombiana, en tanto que logramos unificar unos relatos comunes frente a la historia de invasión, saqueo y sometimiento de los pueblos latinoamericanos; paralelo a los retos que comparando nuestra coyuntura con la experiencia salvadoreña, nos hacía generar nuevas comprensiones frente al proceso que pretende construir una “Paz Duradera y Estable”, en el contexto de los acuerdos negociados entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Estado Colombiano; pero sobre todo, a partir de las dimensiones posibles para participar en la recreación y sanación de unas relaciones sociales, humanas y comunitarias sumamente diversas, múltiples, diferenciadas, jerarquizadas, y arraigadas a relaciones de poder históricamente impuestas. ¿Cómo se pretende caminar la paz sin remover las profundas injusticias que nos han inundado junto la distinción de clase, étnia, sexo, genero, en fin, por todas aquellas múltiples formas de cultivar y decidir nuestra conciencia individual y colectiva? 



ORION, tenía 24 años de edad, había estudiado Sociología en la Universidad del Salvador, hijo de una familia de excombatientes de la guerrilla salvadoreña, proveniente de un proceso comunitario de refugiados, denominado SEGUNDO MONTES, al oriente de su país, en el norte del Departamento de Morazán. Habían sido exiliados en el país vecino de Honduras, producto de la intensidad de la guerra de la década de los 80, durante casi 9 años, desde 1981 hasta 1989. Sus padres habían sido maestros populares durante esta década, empezando de 13 y 14 años cada uno, también pertenecientes a las filas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. El 18 de noviembre de 1989, 7 días después de la ofensiva militar “Hasta el Tope y punto”, liderada por la guerrilla salvadoreña como último mecanismo de lucha frontal contra el Estado salvadoreño, se decide repoblar los territorios del norte de Morazán, lo que generó la consolidación y constitución de la comunidad Segundo Montes, que se funda el 25 de marzo de 1990. 



-“Al momento se han cumplido 25 años de esta comunidad que es producto de todos los procesos comunitarios de solidaridad y de cooperación que se consolidaron en el exilio, en el campamento de refugiados. Comunidad que alcanzo un desarrollo en el proceso de posguerra, con procesos organizativos, procesos de producción comunitaria y un proceso político muy consolidado”-aseguraba el joven ORION, con esa usual sonrisa enamorada, de ojos orgullosos y añoranza en el corazón.



-Bueno, y ¿cómo fue el proceso de posguerra en el Salvador?-pregunté. 



-Para hablar del proceso que arremetió en los años 80 en el Salvador se debe rememorar a las causas estructurales e históricas que devienen desde la década de los 30 con uno de los etnocidios más grandes de américa latina, más de 30.000 indígenas masacrados por la dictadura. Salvador ha tenido dictaduras militares y problemas de ingobernabilidad política del estado desde los años 20 hasta 1979 con el Golpe de estado; lo cual ha generado también un problema de ingobernabilidad y un proceso de cultura política insostenible, que produce asimismo las causas de la guerra. Todo el teñido de sangre que el país ha tenido que vivir, y las injusticias que se han dado a lo largo de más de 100 años en el país, ha generado las consecuencias Y las causas estructurales de la guerra, la pobreza, la represión, los niveles de la marginalidad de las mayorías, los niveles de exclusión de las poblaciones indígenas y de las poblaciones campesinas. Eso fue lo que generó el conflicto armado en El Salvador, el cual dura 12 años como proceso político militar, pero que sus causas tienen un proceso de 20 años atrás, entonces no es una guerra que dura nada más 12 años en cuanto a temporalidad, sino que es un proceso que dura más de 30 años de desarrollo histórico, el cual culmina con los acuerdos de paz firmados el 16 de enero de 1992, en el palacio de Chapulpetec en México, donde se sientan las dos partes en pugna, que es el Estado Salvadoreño y la guerrilla salvadoreña. Entonces estos acuerdos de paz se firman en esta fecha. 



Cabe mencionar de que los acuerdos de paz no hicieron un resarcimiento o una lectura estructural de transformación por las causas estructurales por las cuales se luchó, por las cuales se llevó a un conflicto armado, que ha durado tanto tiempo, y el cual trae un precio muy alto, trae una cifra de más de 75.000 víctimas en 12 años de guerra, que son las que se contabilizan institucionalmente, no obstante, existen mucha más cantidad de desaparecidos, de desplazados y pues el proceso de los acuerdos de paz no toca estructuralmente por lo que se venía luchando desde los años 30. 



Tiene que ver con el tema de la tierra, por ejemplo, el resarcimiento de la reforma agraria no se alcanzó, entonces se habló en temas mucho más superfluos, en temas más que todo políticos, en temas democráticos, y temas más que todo a nivel ideológicos, pero no se tocó el tema medular de todo conflicto en la mayoría de toda américa latina, que es el tema de la tierra. El tema de la tierra viene desde el siglo XVIII, más o menos en 1875 a 1882, más o menos donde se desarrolla todo el proceso de expropiación de tierras comunales, específicamente en su mayoría en las poblaciones campesinas e indígenas del occidente y el oriente del El Salvador. 



- ¿Qué contemplaban entonces estos acuerdos?-Preguntó Abuelo Jaguar. 



- Con los acuerdos de paz no se alcanza una reforma agraria, no se alcanza un resarcimiento ni un acceso a la tierra colectiva del cual se venía luchando desde el siglo pasado. Sino que se desarrollan procesos más que todo de desmovilización de la guerrilla, así mismo a nivel de la desarticulación de más de un 50% de la Fuerza Armada Salvadoreña, la cual tenía más o menos 60.000 efectivos y se reduce a 12.000. La desmovilización de la Fuerza Armada Salvadoreña y la guerrilla permite también la construcción o la fundación de las diferentes instituciones de seguridad pública, por ejemplo la PMC; ya entonces se elimina la Guardia Nacional que era uno de los entes represores más fuertes de los años 80, los paramilitares también en El Salvador se desarticulan, entonces más que todo, con los acuerdos de paz, se alcanza una reforma más que todo política, y una reforma muy superflua. 



El Salvador sigue arrastrando ese proceso de invisibilización y exclusión, ese proceso de que las mayorías no tienen acceso a los servicios básicos. Entonces en los años 90 con el proceso de los acuerdos de paz no se tocó en esencia las causas estructurales que había generado el conflicto armado. Todo eso lo que generó fueron procesos de ingobernabilidad, procesos de corrupción, procesos de expulsión forzada de las grandes mayorías de la población juvenil, que eran jóvenes desplazados, que eran jóvenes que habían dejado toda su juventud en la guerra y que en los años 90 quedan en el aire, sin mayores condiciones de vida, entonces eso lo que genera lo que ahora es El Salvador. 



- ¿Y cómo está el Salvador Hoy? Indagó Juliana





-Hay dos fenómenos que más afecta a la sociedad Salvadoreña, uno que es el tema de la migración y dos el tema de la delincuencia y la inseguridad porque desde los años 90 a la fecha, en casi 25 años se ha intensificado el desplazamiento, tanto en la relación campo-ciudad como la migración al extranjero. El día de hoy se contabiliza un aproximado de más de dos millones y medio de ciudadanos salvadoreños que están como indocumentados en Estados Unidos, los cuales sostienen un 30% del Producto Interno Bruto (PBI) de ese país; y los niveles de violencia y de inseguridad en El Salvador se han exacerbado. Los reclutados son en su mayoría una población joven, entonces hasta el día de hoy seguimos arrastrando ese peso histórico tanto de la guerra como también de unos acuerdos de paz que no hicieron un resarcimiento estructural a nivel económico, político, jurídico y de justicia restaurativa con la población arremetida en ese momento. 





-¿y en cuanto a la contienda política, qué pasaba?-Pregunté. 



-En El Salvador no podemos deslegitimar como la importancia o la necesidad de haber combatido durante 12 años porque es prácticamente el resultado de todos los procesos estructurales de despotismo, corrupción y exclusión social; no obstante las mismas causas de la guerra, las mismas dinámicas de la guerra generaron la insostenibilidad, porque era el derramamiento de demasiada sangre en un país tan pequeño, era un proceso insostenible porque había pasado 12 años en pugna, 12 años en beligerancia total, la cual ya era insostenible tanto para el Estado como para la guerrilla; tanto a niveles monetarios, tanto a niveles políticos, a niveles democráticos ante la comunidad internacional y demás, entonces eso genera que los acuerdos de paz se alcance. Ahora en la nueva coyuntura política, a partir del año 2009, hasta este año se tuvo una dictadura democrática, que es unipartidista, en la que el gobierno en la conducción del Estado desde el año 1989, estaba a cargo de la extrema Derecha, con la Alianza Republicana Nacional. Hasta el 2009 se alcanza como la gobernabilidad del Estado, a través del ascenso de la izquierda, entonces a partir del 2009 ha habido un proceso de transición democrática en El Salvador, el cual es muy lento, paulatino, pero se tiene como un cimiento importante para lo que se viene. No se puede transformar en menos de 10 años, lo que en 100 años se ha venido despojando, saqueando, es un proceso de muchos años, es un proceso paulatino. El reto ahora de la izquierda es dar respuestas coherentes, armónicas y sintonizadas respecto al qué hacer. Seguimos teñidos de mucha sangre y el saqueo económico, hay un ambiente hostil para las mayorías. El reto es el replanteamiento de la izquierda y de las instituciones del Estado para superar la pobreza, la exclusión, entre otros aspectos. El reto no es solo para ellos, sino para los colectivos y procesos organizativos de base.





-¿Y cómo ha participado su comunidad, la comunidad SEGUNDO MONTES en esto?-indagó Mama Conchita. 



- La guerra se intensifica en los primeros años, resaltando la Masacre del Mozote, donde se asesinan alrededor de 1800 campesinos, en el norte de Morazan. Esa intensificación de la guerra genera el exilio y la huida de la población, que en su mayoría son campesinos de tradición indígena. Todo este proceso comunitario es al que se refiere la comunidad SEGUNDO MONTES. Actualmente el proceso comunitario de SEGUNDO MONTES está conformado por 9 asentamientos comunitarios, conformados por población de todo el departamento, principalmente en el Norte. ”



“La comunidad SEGUNDO MONTES se ha caracterizado por tener un proceso organizativo muy fuerte en el tema de recuperación de la identidad y la memoria histórica, durante la época de la posguerra. La juventud, los excombatientes y la población civil que fue arremetida por el conflicto armado en el Salvador en la década de los 80, ya en la década de los 90 fue la que se enfrentó a un país en reconstrucción, esta gente retoma un papel de reconstrucción de la memoria, un papel organizativo muy fuerte, relacionado y cohesionado al brazo político-militar del Frente Farabundo Martí, que en 1994 se constituye como partido político.



Entonces la identidad política e ideológica es en su mayoría muy afín al partido de izquierda, al que en los años 80, fue el que abanderó los procesos de lucha contra la dictadura, contra el despotismo militar de este tiempo y contra la pobreza e inclemencia en las condiciones de vida de la población. Entonces la comunidad SEGUNDO MONTES ha tomado la iniciativa de organizarse en diferentes colectivos de desmovilizados, excombatientes e hijos de la guerrilla, que somos nosotros. Hemos abanderado procesos de reconstrucción de memoria histórica en nuestras comunidades, con nuestros padres, con nuestros vecinos, con las distintas personalidades que confluyen allí, como una deuda histórica, como un compromiso de nuestra juventud, como nueva generación, hijos de un proceso tan fuerte que le ha tocado vivir al Salvador, entonces nos hemos visto en la necesidad de abanderar procesos de recuperación de memoria histórica, mi papa así lo ha liderado. 


Cada último fin de semana del mes de Octubre desde el año 2006, se celebra el Festival de Conmemoración de los Mártires y Héroes caídos, en el municipio de Cojuaitique, que está ubicado a 200 km. de la capital de San Salvador, en el nororiente salvadoreño, en el departamento de Morazan; que fue uno de los municipios más beligerantes durante la época del conflicto armado, y uno de los municipios que más aporto al proceso histórico de guerra por las causas justas de la población salvadoreña. Cabe mencionar también que de Cojuaitique mi pueblo, en lengua Lecan-Poton, significa “Pueblo en el Cerro del Fuego”, que también un dato histórico muy particular es que en el año 1954 fue el único municipio de 266 municipios que tiene el Salvador, que obtuvo el triunfo municipal en las elecciones de ese año, por parte de uno de los partidos de oposición, que era el PAR, un partido progresista para la época de las dictaduras que se estaban viviendo. Entonces todos estos procesos han sido abanderados por las diferentes personalidades que han decidido asumir este proceso de reconstrucción histórica, ese proceso de no dejar morir la memoria, porque la memoria de nuestros pueblos es la que nos mantiene vivos y es la que nos hace seguir avanzando y seguir re-preguntándonos lo que hemos hecho mal a lo largo del devenir histórico, cuáles son las deficiencias que hemos tenido en los diferentes procesos y cuáles son las miras o decisiones que deben tomarse con mucha claridad política e ideológica. 



También con la reconstrucción y recuperación de los saberes ancestrales que es un punto de partida esencial para el conocimiento de qué es lo que está pasando en nuestras sociedades, en nuestros pueblos, en nuestras comunidades, y a partir de ese punto, plantearnos una necesidad de acuerdo a las causas que están arremetiendo al proceso de la realidad nacional en el Salvador y en los niveles comunitarios que a nosotros nos ha tocado vivir. 



-y cómo juventud ¿cómo han participado en la reconstrucción de la memoria de El Salvador?-preguntó Mama Conchita.



-Pues eso es lo que a nosotros como jóvenes nos interpele, nos transversaliza a asumir una posición política, una posición emancipada, una posición de compromiso como juventud, de que en el Salvador todavía es necesario abanderar procesos de lucha, procesos de conciencia política e ideológica, y desde ese punto organizarnos en colectivos juveniles, en colectivos de lecturas populares, en colectivos de rescate de la memoria histórica. Más o menos en el año 2010, se conforma el Colectivo Hijos de la Guerrilla, donde confluíamos jóvenes entre las edades de los 15 y 25 años, todos éramos hijos de excombatientes o con familias que habían caído en el combate o que habían sido actores principales en los procesos comunitarios tanto en el exilio como en el frente de guerra; entonces hemos decidido asumirnos desde estas posiciones. También hemos tenido una participación muy activa a nivel político, organizándonos en la izquierda del país, en el Frente Farabundo Martí, yo por ejemplo pertenezco a la juventud de la izquierda desde el año 2000, entonces desde hace 10-12 años estoy organizado en la juventud farabundista de mi comunidad, de mi departamento y a nivel nacional. Hemos decidido asumirnos desde nuestras propias posiciones políticas, desde nuestras propias historias de vida; esto es lo que nos ha transversalizado, es lo que nos hace ser lo que somos, una comunidad y una juventud que ha decidido empuñar, ahora en otros escenarios, nuevas herramientas políticas y nuevas herramientas ideológicas para poder avanzar en los procesos necesarios que El Salvador demanda. 

-¿Qué elementos consideras necesarios para emprender este camino?-Pregunto el Abuelo Jaguar. 

Para este tipo de procesos, un primer elemento es la toma de conciencia en local, lo nacional, lo regional, lo continental. Combatir la corrupción en cada uno de los escenarios que nos movemos, tener una posición política férrea, superar la discusiones de los ismos, (istas), sino tener claro y carácter para asumir la lucha política, cultural, ética, espiritual. Reapropiarnos de los saberes ancestrales y originarios. Asumir con responsabilidad los saberes y prácticas en todos los escenarios y estratos sociales.



De pronto ORION, en medio de su interlocución, cambio los gestos que habían acompañado toda su palabra, contenida de seriedad y compromiso, a una leve mirada hacia arriba, junto a una sonrisa, como si hubiese evocado un recuerdo. 



Dijo de pronto- Atrás de estas rocas hay un murmullo, que canta la misma canción que mis padres cantaban en las escuelas de educación popular, donde yo también crecí, miren escuchen.-



Guardamos silencio, inmediatamente la cueva empezó a emitir sonidos de risas de niños, niñas y adultos, que en una sola entonación cantaban: 



“Vamos a aprender a leer y a escribir, esta es la responsabilidad de la cultura popular, 

Vamos a aprender a leer y a escribir, esta es la responsabilidad de la cultura popular 

Cinco son las letras de las vocales, 

Primero la A, de alfabetizar

Le sigue la E, de Escribir, 

Le sigue la I, de Interpretar, 

La O de la Organización, 

Y la última letra será la U, de la Unidad Popular”. 



Sorprendidos, continuamos compartiendo la palabra, interiorizando la experiencia que nos acababa de comentar ORION, y comparando nuestras expectativas frente al momento colombiano. Nosotros a quienes la guerra también había parido, y que de manera particular nos confrontaba hoy a la prolongación de un conflicto, en el que sigue habiendo pugna con el poder de las elites corporativas, económicas y políticas, frente a unas capacidades político-organizativas, sociales, económicas y culturales de una base popular diversa y múltiple, pero limitadas, perseguidas, reprimidas y estigmatizadas. Conflicto que se quiere prolongar hoy, porque situándonos en un momento político de conducción del Estado y la Sociedad a unos procesos de Acuerdos y Negociaciones para la construcción de Paz, introduciendo un aparente panorama de Postconflicto, como se ha venido haciendo; realmente, analizábamos que carecíamos de un reconocimiento respetuoso y digno de la memoria de los pueblos, comunidades y sociedades que han vivenciado lo que viene originando nuestro conflicto, que no solamente es armado, sino principalmente económico, social, cultural, espiritual, político y territorial. 



Son tantas las pluralidades que conviven hoy en Colombia, que los pueblos y comunidades parecieran realizarse, queriéndolo o no, viéndose intervenidas y no, viéndose limitadas o no, de manera autónoma y en los ritmos propios de su cotidianidad. Existe bastante escepticismo frente al actual proceso de paz, especialmente, porque no se sienten con capacidad de participar e incidir en la elaboración del Plan Nacional de Paz. Conocen que existen diversos motivos e intereses involucrados en estas decisiones, en lo que no queda sino hacer desde lo local, lo familiar, lo identitario, lo territorial, lo espiritual y lo que la memoria misma va hablando. 



Uno de los motivos que me hizo conocer estas tierras del Valle del Sibundoy, había sido una invitación a un Encuentro Suramericano de Música Andina realizado de manera autónoma, por varias familias de la comunidad Inga-Camëntsa, entre las que lo lideraba la familia Juajibioy Jajoy. Esto como ejemplo de la resistencia y vida de los pueblos en sus territorios, fue uno de los puntos en este compartir de la palabra. 



MAMA CONCHITA, quien nos había recibido en su casa a todos los participantes artísticos que estuvimos en este encuentro, además de alimentarnos y aconsejarnos, empezó a contarnos parte de su sentimiento y pensamiento frente al nominado evento, a propósito de nuestra inquietud de conocer acciones colectivas de resistencia y recreación local. 



Así nos dijo, MAMA CONCHITA, o Maria Concepción Juajibioy, mujer lideresa de la Comunidad Camëntsa, residente en el Municipio de Colón: 



“Bueno, más que festival es un evento muy bonito que se denomina el Encuentro Suramericano, que es una iniciativa de unos jóvenes Ingas y Kamentsas, y pues ellos se dieron a la tarea de celebrar una integración en torno a la música, la danza, pero esta iniciativa se ha venido gestando desde el saber de la música y los instrumentos, y sobre todo nuestro bonito territorio donde convergen muchos sonidos; y pues también es el encuentro de los dos pueblos, sobre todo de la juventud que quiere expresar sus sentimientos, que hay una forma de celebrar , de encontrarse y de unirse para decirle a un territorio, a un pueblo y a otras culturas, que la música es el arte de vivir y de poder congregarse, más que todo de sentirse hermanos. 



Y por eso ellos han denominado este Encuentro de Música Suramericana, “El poder del Viento” o “Waira puy”, entonces pues ellos han venido trabajando con el apoyo de los padres, de los amigos, de todas las personas que han querido creer en esta iniciativa, y poco a poco, durante estos años, ya llevan la sexta (VI) versión, y pues ya han cogido mucho auge, han participado muchos grupos de aquí del territorio, pero también ha venido grupos de otras partes, por ejemplo de Bogotá, Pasto, Pitalito, y esto ha sido una fiesta muy bonita, porque así los padres nos hemos sentido la oportunidad de participar y apoyarlos, bueno y ojala este evento continúe y que surja digamos pues esos sentimientos que tienen como jóvenes, y pues como mujer lo que a mí me gusta mucho es que ha trascendido porque pues porque mis hijos que hacen parte de la iniciativa de este encuentro, ellos han retomado ese saber de los abuelos, en cuanto a la interpretación de la música, autóctona, que ellos han tenido la oportunidad de tomar liderazgo en esto. Pero lo que me ha gustado más, es que se trata de un encuentro sano donde no hay otro tipo de diversiones, solamente es la danza, ellos no cuentan con recursos financieros grandes, ni tampoco como para convertirlo en una fiesta social y comercial, sino que es un encuentro muy espiritual, también podría decirse, ese ha sido el evento. Y yo puedo ver como mujer y como madre y como amiga y como compañera que ha tenido la oportunidad de conocer a otras mujeres y a otros hombres y mujeres, y desde los niños, los jóvenes y los mayores, pues ver con alegría eso, porque pues eso es lo que queremos para fortalecer los vínculos afectivos en la familia y pues así desde la familia ir construyendo una mejor comunidad, un mejor pueblo. Pai.” 



-Sí, ha sido muy especial -intervino Juliana con su sonrisa dulce, sabia e inocente- creo que el Encuentro es un evento lleno de compartir, porque uno comparte primero que todo los sentimientos con otras personas, y es uno de los poquitos eventos en el que uno se expresa de esa forma, dando felicidad a las otras personas, y lo otro es que a uno le dan esa tarea de seguir los pasos de nuestros mayores, de nuestros antepasados, y continuar con ese bonito legado que nos han dejado, que viene trascendiendo de generaciones en generaciones. No hacer perder la música, el color, la alegría, el compartir, sobre todo con la familia; y es muy bonito porque en estos encuentros se mira mucho que salen las familias, es muy bonito, y esa es mi impresión. 



Es majestuoso reconocer cómo la fiesta, la alegría, el amor y la creatividad nos conectan con formas concretas de resistir, recrear, transformar y vivenciar ese anhelo de dignidad y armonía. 



-Así es, como decía una amiga, “Hay que celebrar la alegría sin perder la indignación”- recordó ORION. 



-En nuestro territorio también hacemos memoria y resistencia desde la Alegría, el Color y la espiritualidad-Anotó Juliana. 



-Cuéntanos más- indague interesada por lo que suponía se refería a lo que había conocido comúnmente como Carnaval del Perdón.



-Para mí el Bëstnactë- nos empezó a contar cariñosamente Mama Conchita con esa voz suave pero enérgica que la caracterizaba- como les dije yo soy Camëntsa, entonces yo me apropio de mi Bëstnactë y me apropio de mi Clestinye, para mi según lo que mis abuelitas, mis abuelos, mi mama, me han enseñado y me han contado la historia, para mí es un fiesta, es el Día Grande, es ese día que nace otro año de vida para nosotros, otro día que se hace para agradecerle a Tsbatsanamamá por los alimentos, por toda la cosecha, la siembra, y encargarle nuevamente a Tsbatsanamamá, por todo el ciclo, que es una siembra y una cosecha. 

Es una fiesta también muy importante porque ese día lo primero que uno tiene que pensar es en la familia, y en encontrarse con eso que uno más ama, que es la familia, sus padres, sus hermanos, sus tíos, sobrinos, es el encuentro de unidad, y también ese día en esa fiesta, hay muchas rituales, muchas danzas, personajes, elementos, muchas historias que convergen en esa Fiesta; y pues yo no podría denominarlo como un carnaval, porque un carnaval es una fiesta que ya tiene otras connotaciones, entonces para nosotros es muy simbólico, pero también muy espiritual, antes de celebrar esta fiesta hay toda una preparación, una es la que tiene que ver con el mantenimiento de la chagra, el jañan todo ese espacio donde nosotros aprendemos a vivir como camëntsa, donde aprendemos a conservar, a fortalecer nuestras costumbres y prácticas, pero todo depende también de la práctica, del consejo y del ejemplo, entonces ahí es donde nosotros estamos siendo coherentes, si de verdad queremos agradecer a Tsbatsanamamá, si este año logre sembrar, cosechar, comportarme bien o, de pronto si este año si me dio pereza no pude sembrar, no pude estar bien, entonces debo también pedirle perdón, y ese perdón se manifiesta a través de los padres, y ante las personas más allegadas y las más consejeras de uno. 

Bueno pues esta fiesta ha sido muy bonita desde nuestros mayores, nos la han dejado como una fiesta para la reconciliación, para el agradecimiento, para compartir los alimentos, ese día no hay necesidad que uno lo estén invitando; y así mismo, creo que las otras culturas también se han apropiado, todos somos invitados; entonces ese día no hay discriminación de nadie, así sea de a poquito, de a pedacito, de a un vasito de chicha se comparte, porque eso es lo que queremos que los demás aprendan, que no solamente es con dinero que se puede compartir, sino que hay una forma de compartir el trabajo, la palabra, una abrazo, un consejo, una ayuda, pero solamente no tiene que ser material, sino algo que le nutra el corazón, que le nutra el alma. Eso es lo que nos han enseñado a nosotros, que ese día también es “Nuestro Pensamiento y Nuestro corazón”, para nosotros seguir persistiendo, seguir resistiendo como camëntsa, y hacer día a día y todos los días del año. 

Antes de ese día tan importante, es eso, que nosotros en la práctica, sigamos manteniendo nuestra forma de vivir, nuestra forma de expresarnos, nuestra forma de hablar. Entonces eso es lo que es el Bëstnactë o Clastrinye, el Bëstnactë es el día grande, y el Clastrinye es la ejecución de la música y la danza de ese Bëstnactë, es el canto, el baile, la comida y todo lo que puede uno ese día manifestar; incluso para ese día uno hasta se puede mostrar como un estreno, de su atuendo, de su ropa especial, sus accesorios, sus adornos, durante todo el año ya uno empieza a decir este elemento o este accesorio me lo voy a hacer para mí en el día del Clastrinye, esa fiesta que uno espera. Pai.”

-Qué bonito imaginar real, que en un día pueblos nativos y visitantes se congreguen para festejar propósitos de semejante significación, como lo es, el propósito de pensar y sentir bonito, perdonando y agradeciendo por estos miles de años de existencia en la tierra, por la familia, por la gran familia que terminan siendo todos, es increíble imaginar real un festejo que practique la unidad, la abundancia, la alegría y la creatividad – opiné. 



- Bueno, mi propósito-aseguró Julianita- siempre los propósitos que uno se pone para este día, están relacionados con el de la celebración con la familia, más que todo es eso, porque ahí si es un compartir, y bueno uno le agradece a la madre tierra, a la pachamama, a la Tsbatsanamamá, porque uno ha completado un año más de vida, uno ya en ese día, le agradece a dios, a los padres, por haberles regalado la vida, habérsela prestado, y le pide fuerzas y bendiciones para continuar un año más, bueno y pedirle perdón, porque uno en el camino siempre tiene fallas, entonces ese es como mi objetivo siempre, pai.” 

En medio de la esperanza que había llegado con este relato, que de algún modo nos hacía ver estas realidades como reequilibrios frente a la preocupación y tristeza que nos generaba la hostil situación de nuestras naciones, de nuestros territorios, nuestras comunidades y de nuestras familias; llego la pregunta acerca del origen de nuestras conflictividades, ¿dónde nacía la primera relación humana con la equidad, la justicia, el amor, la armonía, la paz? O al contrario ¿dónde se había distanciado de esto?



Entonces escuchamos el curso del agua, que era femenino, y lentamente fue ingresando los rayos del sol, lo masculino. Lo que sucedía ante nosotros nos evocaba que muchas de los conflictos, de las violencias o de las enfermedades, nacían en la relación entre los hombres y las mujeres. Primero el Ser, complementariedad entre estas esencias: masculino y femenino. Segundo la Familia, producto de la unión de estas dos esencias. Tercero, la Comunidad, la unión entre las distintas familias que cohabitan en nuestra Madre Tierra. ¡Cuánto nos ha costado aprender a convivir entre los seres humanos¡ ¡Cuánto hemos olvidado de la raíz!



Así, MAMA CONCHITA, quiso entonces contarnos parte de su experiencia como Mujer Camëntsa, y el pensamiento que como mujer nos traía: 



- Bueno, en el papel que ha desempeñado y desempeña la mujer Camëntsa, la mujer Inga, en este territorio, siempre ha sido como la compañera, la consejera, la que ha dispuesto toda su fuerza en el hogar; porque ha sido un territorio que también se han visto grandes problemáticas, y la lucha por el territorio, la lucha por mantener las costumbres, entonces a la mujer le ha correspondido más que todo ser la cuidadora, la shanya del hogar; pero hemos visto también transformaciones en las mujeres, porque ya poco a poco nos hemos dado cuenta que las mujeres también podemos liderar procesos colectivos, no solamente darse a la tarea de la familia, sino también podemos ayudar a salir, opinar, dar ideas, y eso es lo que se ha venido generando en estos últimos años. De ahí que ya algunas mujeres han intentado desempeñar cargos públicos, liderazgo también en la autoridad, en los procesos comunitarios. En esto si quisiera resaltar que la mujer Camëntsa ha tratado como de sobresalir en esos espacios, y pues sobre todo, las mujeres tenemos como esa palabra, porque pues muchas damos esa confianza, a través del ejemplo. Sobre todo porque nosotras como mujeres Camëntsa, mujeres Ingas, o mujeres de otros sectores nos ha tocado dar la lucha, primero en el hogar, porque siempre hemos tenido el problema del machismo, no solamente en las culturas indígenas, sino en otras culturas, y eso también ha sido un poquito de desafío para nosotras porque pues el hecho de uno, digamos, estar en la casa y estar fuera de ella, pues también se nos cree que estamos cogiendo como otro rumbo, pero nosotras hemos actuado con responsabilidad y con carisma para poder liderar otros procesos, en ellas por ejemplo, los procesos que se llevan de organizaciones de mujeres para trabajar la chagra, para el arte, para los procesos en educación, en salud. Hay diferentes grupos y diferentes procesos que se están llevando a cabo acá en el territorio. He tenido la oportunidad de participar en ellos, y con muchas compañeras, digamos con muchas que hemos tenido una empatía para trabajar y empezar como a rescatar lo que todavía se tiene y sobre todo en la educación. Entonces, mi papel ha sido como digamos de apoyo y de fortalecimiento, y pues gracias a dios, y a mis padres que me han inculcado el respeto y la solidaridad por los demás, o sea siempre, estamos entorno en que hay que ayudar a los demás de alguna manera. 



A mí siempre me ha llamado la atención el trabajo con los niños, de ahí que también he tenido la oportunidad como de aprender un poco más, para poder hacer bien un trabajo con los niños, y así con otras compañeras hemos tenido la oportunidad de llevar procesos bien bonitos, como por ejemplo, el trabajo de la chagra, fortalecimiento el idioma propio, el contexto de educación propia, y así hay muchas mujeres también. Podría mencionar a muchas, pero de aquí decirles que de este proceso tan bonito que iniciamos hace muchos años, porque yo desde niña, si recuerdo que tuve esa virtud de liderazgo, entonces desde niña comencé a trabajar así con niños de la vereda, y así, hasta ahora sigo todavía trabajando y liderando esos procesos bonitos con los niños, que es como el fuerte también de lo que yo he aprendido.



-¿Desde niña? Cuéntanos más MAMITA CONCHITA, ¿cómo ha sido este proceso?-indagué



- Bueno yo he tenido la oportunidad de trabajar en el fortalecimiento de estos procesos, una porque pues empecé desde muy joven, vinculándome así a los grupos de jóvenes, y luego cuando ya en el colegio, yo empecé a conformar a muy temprana edad mi familia, o sea a los 18 años, ya tuve a mi primer hijo a William, y desde ahí mi compromiso era aún más por trabajar por lo niños, y en ayudar a que esas costumbres y sobre todo el idioma no se perdiera, entonces yo seguí en ese trabajo, y así pues llevo mucho tiempo en este trabajo. He tenido la oportunidad de desempeñarme en muchas funciones como mujer líder, entonces he sido fundadora de grupos organizados, he tenido bajo mi responsabilidad a asociaciones, he sido presidenta de JAC, he sido tesorera de una cooperativa que fue muy grande de madres comunitarias, en fin, un resto de oportunidades que tuve el reglado de también aprender, y pues eso mismo me ha servido muchísimo para irme informándome –formándome, ir mostrando que la mujer también puede, tiene las capacidades y lo único que uno debe tener es fuerza y ganas y voluntad. 



Pues también, todo esto último que hemos estado haciendo, también con el apoyo de instituciones, hemos visto también la necesidad de organizarse, para poder acceder también a ciertos programas, proyectos que el Estado también ofrece, pues también para poder beneficiar con mayor prácticas a las demás familias; porque acá todo gira entorno a algo practico, no se puede solamente con charlas, reuniones, toca es con algo practico, y algo tangible, por eso, hemos tratado de organizarnos también. 



En este momento, actualmente pertenezco, a una Asociación y a una Fundación. Entonces desde ahí digamos que son como los dos puntos de partida para seguir trabajando y pues espero que esas iniciativas como que reflejen digamos la capacidad que tenemos las mujeres Camëntsa, las mujeres ingas, y todas las mujeres en general, así nos animemos y sigamos adelante, porque lo que este país necesita es de gente que quiera hacer las cosas, porque si esperamos a que todo nos lo resuelvan, creo que es más difícil. Entonces las necesidades así mismo van surgiendo y creo que nosotros somos responsables de seguir fortaleciendo nuestra forma de vida, sobre todo ahora que está más difícil la vida, pues tenemos que seguir luchando más, y seguir trabajando y seguir inculcándole a nuestros hijos que pues esos valores que no se pierdan, entonces sean valores culturales, valores sociales, valores éticos o espirituales, son muy importantes para que vivamos mejor. Como es uno de los bonitos lemas de nuestra organización que tenemos derecho a vivir bonito, a vivir bien.



-Así es MAMA CONCHITA, los procesos colectivos no avanzan si la mujer no despierta, mire usted ahorita con el tema de paz, ¿se estarán pensando en la Habana, Cuál va a hacer el papel de la mujer? ¿Estarán pensando en procesos de empoderamiento y sanación del vientre? ¿Estarán pensando en las nuevas generaciones? ¿Con base a qué se estarán planteando una paz duradera y estable, cuando las heridas del conflicto son tan profundas? –acuñó el Abuelo Jaguar



Entonces pensaba que era muy claro, pues si nos poníamos a analizar la memoria podría ser el tejido armonioso o conflictivo que se ha desenrollado entre las distintas generaciones de la humanidad, por eso el primer lugar donde la humanidad empieza a conformarse, el útero, es donde comienza parte de nuestros más profundos desequilibrios, desarmonías, tal cual como se teje en el planeta, en el espacio, en el universo. ¡Cuántas generaciones hemos nacido en medio de la guerra! ¡Cuántas generaciones empezaron a concebirse en la violencia, la pobreza, la marginalidad, la esclavitud! 



-Yo si quisiera decirle hoy a estas rocas, a este lugar que nos traslada al vientre de la madre tierra, un mensaje para las mujeres colombianas, -con el corazón abierto, el cariño infalible Y la voz consejera de MAMA CONCHITA, se fue deslizando su hermosa vibración al fondo del cubículo donde nos encontrábamos- Un mensaje que quisiera decir desde acá, desde el pensamiento de las mujeres Camëntsa, es que cuiden la vida, que cuiden la familia, que la familia es la estructura básica de una sociedad, que sean mujeres muy fuertes, trabajadoras, y que tengan fe en que lo que quieren logar, lo van a logar, pero lo van a lograr cuidándose, queriéndose mucho. Siempre tengan en mente que una madre, una hermana, una amiga, siempre van a encontrar en cualquier lugar a donde vayan, las queremos mucho y las invitamos a nuestro territorio, que vengan, que nos conozcan las ideas, las dificultades y los logros que tenemos como mujeres indígenas en el Putumayo, y en todo el territorio ancestral del Valle de Sibundoy. Pai.



-Claro, estoy muy de acuerdo, este territorio tiene mucho que enseñarle a Colombia, al Continente y a toda la humanidad; ahora, frente a lo que sucede en Colombia, ¿Cómo crees Mama Conchita que el Valle del Sibundoy pueda contribuir a labrar la Paz en este país? –Cuestiono con respeto e intriga ORION. 



- Precisamente este territorio es un territorio de paz, es un territorio tan bonito, pero que lo tenemos así con toda la fuerza porque estamos nosotros, nosotros estamos vivos, y estamos cuidándolo, estamos conservándolo y estamos cada día pensando en sembrar un árbol, en seguir fortaleciendo nuestra Chagra, porque eso es construir paz. Eso desde la práctica, tener el contacto directo con la naturaleza, caminar con los pies descalzos, pisando la tierra, la yerba, sentir el calor, el frio, darle gracias a dios por el agua, por el sol, pues uno siente como si todo el pueblo colombiano estuviera en paz; y pues no es así, sin embargo, desde acá desde el territorio, lo que queremos decir es que nosotros todavía aquí existimos, los Ingas y los Camëntsa vivimos en un territorio que no tiene digamos el conflicto armado, pero tiene otros problemas sociales que son ajenos a nosotros. Nosotros seguiremos construyendo nuestras costumbres y nuestra vida, entonces por eso es que nosotros sentimos que vivimos en paz y le estamos contribuyendo al país, y no queremos que haya digamos intervenciones en la Minería, por ejemplo, no queremos, y por eso ponemos un Grito y seguiremos luchando porque nosotros queremos ver este territorio, como un territorio de paz, como un territorio para todos y todas, como seres humanos queremos vivir en un lugar donde exista mucha naturaleza, igualmente que hayamos muchas personas que tengamos un corazón y un pensamiento bonito para vivir mejor, y por eso creo que es una responsabilidad de construir paz es cada uno, con su actitud y aptitud, por eso, porque si nosotros estamos esperando que la ley haga justicia, no depende de eso, sino que depende de cada uno, de lo que uno se proponga, de lo que uno quiera hacer cada día. Estar bien con uno mismo y con los demás, y sobre todo con la Tierra.

Comprendimos así lo importante que es vivenciar los territorios, desde sus prácticas culturales, sus sentimientos, sus personas, sus historias, sus memorias, sus saberes. No suponiendo, sino compartiendo con respeto lo que los lugares nos quieren contar. 



Si el proceso de Paz, lo quieren construir de los regional, desde lo local, entonces es necesario dejar pasar por los sentidos, por el pensamiento, por la totalidad de lo que somos en corporalidad, emoción, palabra, acción y sueño, lo que nuestro territorio y geografía es, pues esto hace parte fundamental del proceso de aprendizaje y enseñanza de las identidades que nos inciden y nos hacen ser lo que somos. Colombia presenta múltiples lecturas frente a la construcción fallida y sometida de nación, como también se presenta diversas formas de la vivencia de prácticas culturales, sociales y políticas de resistencia y manifestación de formas de vidas presentes y distantes de la que hegemónicamente quieren los poderes imponer como válida. Entre más conozco mi territorio, más se profundiza mi encuentro con el misterio de la vida en mí y en los demás. No pudo conocer quién soy, sino reconozco el espacio donde se vivencia lo que los grupos humanos, individuales y colectivos son. ¿Comprende, practica, respeta y promueve la decisión común, la decisión publica, la decisión que gobierna política, cultural, económica, religiosa, espiritual o militarmente esta dimensión entre el ser individual y el ser colectivo, a partir de un reconocimiento del otro como trascendencia y totalidad de sí mismo? ¿Orienta este saber las acciones que se están adelantando en el actual proceso de paz?



Abuelo Jaguar asegura que el mundo salvaje, misterioso, sagrado y dulce, no puede ser develado en lo absoluto del bien o del mal. Es centro y equilibrio entre lo uno y lo otro. La correlación no se ha roto, entonces ¿qué es la paz? ¿No seguimos negando la comprensión del conflicto enraizada en lo más profundo de nuestra naturaleza como seres y sociedades humanas? Máxime ante un proceso que no está reconociendo los cientos de procesos sociales que se han visto afectados por la guerra y la violencia, y que aún hoy no pueden participar y decidir de los acuerdos en la Habana. ¿Cuántos hemos olvidado para seguir conservando el estado de cosas? ¿Cuánto de lo esencial seguimos obviando, omitiendo y silenciando para seguir perviviendo, para seguir manteniéndonos vivos, en medio de una lucha o una contienda en profunda desigualdad? Si hablamos nos matan, si nos armamos, profundizamos la guerra, si nos callamos nos someten con más fuerza. 



Parecieran convocarnos a una lucha silenciosa, donde cada uno dejemos de necesitar lo que el sistema nos ha ilusionado necesitar, hacerlo obsoleto desde nuestras opciones de vida individual, familiar, comunitaria y social. ¿Será esto posible al margen de los poderes que deciden e intervienen en los campos de la vida social y humana? Desde las diversas prácticas culturales, espirituales y éticas se brinda una gran esperanza a esto. 



¿Qué hacer sino seguir siendo en las posibilidades que nos ha brindado, y nos sigue brindando la tierra? ¿Cómo se teje la unidad para seguir siendo?



¿Seguimos anhelando la perfección? Nos manipulan idealizando la armonía y la paz como un estado de cosas del mundo, estática y absoluta, mas no nos han enseñado a transmutar los conflictos, a reconocer que lo negativo también Es y hace parte de la aceptación necesaria para superar la contradicción. Nos venden la frustración y el ideal de la paz, cuando aún siguen imponiéndose modelos de desarrollo que no son coherentes con nuestras múltiples y diversas cosmovisiones, mitos, realidades, comprensiones del ser y el mundo. ¿Por qué luchamos contra el 2% de la población que nos somete militarmente, con hambruna, pobreza, inequidad, injusticia e impunidad, cuando hemos sido el 88% los responsables de tener a ese 2% allí? 



Entre el vapor y las esencias de las plantas, empezamos a experimentar un extraño mareo, un remolino de luz que en espiral danzaba al interior de cada uno. El espacio ya no era el mismo espacio, el tiempo ya no era el mismo tiempo, y al final lo ERA todo, la cueva se fue difuminando mientras aparecíamos en el mismo circulo pero sentados en una tulpa, alrededor nuestro, una comunidad entera bailaba en círculo, portando los trajes tradicionales del pueblo Inga y Camëntsa, cual si fuera una premonición de los días de celebración del Atun Puncha, o Bëngbë bëtscnatë. Colores iban y venían en remolinos que inundaban cada fibra de nuestros cuerpos. 



De repente, empezamos a escuchar sonidos de vientos que salían de soplos colectivos que parecían producirse sobre huesos antiguos de los abuelos y abuelas. El sonido iba y venía con un constante susurro: “Paz es lo que buscamos cada uno dentro de nuestros corazones, el conflicto surgió para la cura, para conocernos, para comprendernos, no hubo cielo sin tormenta, ni vida sin muerte, ni amor sin dolor. Paz adentro, es paz afuera, paz respeta, la paz dignifica la vida de los humildes. La paz llega cuando el corazón despierta con sinceridad y sin miedo”. 



Entonces, nos quedaron grandes legados para seguir caminando, con el paso alegre y el corazón bonito. 


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