Cuento: Una soda y dos cervezas. A propósito del Plebiscito


Por Banano Bocadillo, Colectivo Agrario Abya Yala


Dos amigos se encuentran en una tienda del Pueblo.


Campesino 1: Ole compadre.
Campesino 2: Ole compadre gástese una pola.
Campesino 1: Doña Etelbina me da dos paceñas por favor. Gracias.
Campesino 2: Y qué ha pasado ala.
Campesino 1: Nada todo lo mismo y ¿qué va a votar por el dichoso plebiscito ese?
Campesino 2: No sea pendejo, para que nos dejen viendo un chispero… noooo, yo después de los constantes incumplimientos del gobierno en el paro campesino no creo en nadie.
Campesino 2: Claro, ¡jahh! Creen que van hacer la paz a costillas de los pobres, de las víctimas, de más impuestos, de la impunidad…

Cada quien toma su cerveza y se da un momento de silencio en medio de las resentidas expresiones. En la mesa de al lado hay un hombre relativamente joven, muy bien presentado, tomándose una soda, quien de repente interviene.

Pacifico: Buenos días, disculpen, no pude evitar escuchar su charla y pues con su permiso me gustaría contarles algo ¿no sé si les molesta?
Los dos campesinos se miran y de manera dudosa dan su aprobación.

Pacifico: Mi nombre es Gustavo, mi familia es del pueblo y yo también nací aquí, pero por distintas circunstancias he vivido fuera por mucho tiempo.
- Soy huérfano de padre por una toma guerrillera en 1990 en el Putumayo, para entonces el viejo era Teniente en ese departamento. Mi madre afrontó las riendas del hogar y a pesar de vivir bien con la pensión de papa, nada en casa volvió a ser igual.
- Quien vino a “ser” nuestro padre fue nuestro tío materno que ejerció como diputado departamental ¿no sé si lo recuerdan le decían “El Mono Orjuela”?
Campesino 2: Sí claro el Monito, que en paz descanse…
- Vea pues, familiar del Monito, humm
Pacifico: - Si… -por un segundo sonríe y mueve la cabeza diciendo no- Luego de la muerte del tío salimos del departamento y hoy queremos volver, llenos de sueños y ganas de trabajar.
- Por esto, les quería decir que sé de los incumplimientos del Estado, del odio y del resentimiento, pero a pesar de ello, para mis hijos y por el mundo quiero hacer el intento de vivir en un país en paz.
- No los molesto más señores, me agradó charlar con ustedes y espero nos volvamos a ver pronto.
Campesino 1: Bien pueda señor, que tenga buen día.
Pacifico: Gracias, lo mismo.

Se miran de manera pensativa los campesinos.

Gustavo termina su último sorbo de soda, se levanta de la silla y sale caminando de forma lenta y cadenciosa, característico en una persona con prótesis de mina antipersonal.

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